Publicado: 2010.11.04
Las calles quedan literalmente peladas y la arena se cuela por las ventanas, puertas y donde menos lo imaginaríamos.
Remolinos de arena en suspensión hacen insoportable pasear por las calles del pueblo, mientras las gaviotas aprovechan el siroco del sureste para jugar y divertirse en plena libertad con las ráfagas de aire.
La mayoría de las casas gracioseras sellan tanto puertas como ventanas, para que las arenas enloquecidas no se cuelen en las viviendas.
Los veleros que están fondeados en la playa Francesa esperando un tiempo propicio para hacer el largo viaje a las Américas tienen que abandonar la zona sur de la isla y refugiarse bajo los impresionantes riscos (acantilados) de Famara. Antiguamente los barcos pesqueros de mayor dimensión abandonaban la isla para refugiarse en el pequeño puertito de Órzola y los menores varaban en la playa de Caleta de Sebo y el varadero de la Sociedad, respectivamente.
Y para terminar este pequeño post sobre el tiempo del sureste, que está azotando la isla, les dejo con dos cortos videos.
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